Policiales y Judiciales | 10 abr 2021
Novedades editoriales
“Prisioneros”, intimidades en gayola
Del yoga de Jorge Castillo, rey de La Salada, al imperio de Lázaro a cambio de una milanesa con queso derretido. A través de un exhaustivo trabajo publicado por Galerna, las periodistas Lourdes Marchese y Lucía Salinas se meten en la vida carcelaria de 16 relevantes personalidades de la escena nacional.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (ANDigital) No son pocos los hombres y mujeres que antes o después de haber sido protagonistas de la escena política, sindical o empresarial de nuestro país, estuvieron presos. Las periodistas Lucía Salinas y Lourdes Marchese relatan en ‘Prisioneros’ las historias de 16 personalidades que pasaron por esta experiencia y desnudan las singulares marcas que deja la vida carcelaria.
“Hay un morbo per se en los argentinos sobre este tipo de cuestiones y por eso también decidimos escribir al respecto. El primer libro fue ‘Los arrepentidos’ (testimonios sobre el lado B de la corrupción entre 1975 y 2019, también publicado por Galerna). Generaba mucha discordia, buscamos un poco más lo psicológico en esos relatos, pero en este nuevo vamos a lo más introspectivo: las huellas de la cárcel, lo que fueron sintiendo esos protagonistas y no tanto las causas judiciales porque eso está todo el tiempo en otros lados. Es una parte más de cada uno a nivel personal y cómo lo fueron atravesando”, explica Marchese en diálogo con ANDigital.
Y resalta que “se trata de dar cuenta de ese día a día, la rutina. El cambio en cada una de las personas que pasa a estar privada de la libertad y lo que hace para que se modifique un poco esa rutina. Muchos mejoraron e hicieron muchas cosas, otros se deprimieron… Hay de todo”.
“Un capítulo empieza y termina con una persona, si no te interesa lo pasás. Son 16 historias, 15 presos y uno que no fue. La idea es que el lector saque sus conclusiones”, invita la conductora (también junto a Salinas) de Expediente X, ciclo que se emite los lunes a las 23 por Radio Con Vos.
La formación del 1 al 16, como las viejas alineaciones del fútbol con titulares y suplentes, cuenta a: Patricia Bullrich, Amado Boudou, Jorge Castillo, Cristóbal López, Julio César Grassi, Julio de Vido, Gerardo Ferreyra, Carlos Menem, Ricardo Jaime, Alfredo Yabrán, Omar ‘Caballo’ Suárez, Elsa ‘Tata’ Quiroz, Lázaro Báez, Carlos Telleldín, Carlos Zannini y Sergio Schoklender.
El que largó la carrera fue Castillo, alma mater de La Salada, la feria informal más grande del continente. Inimaginable pero real, su osamenta practicó yoga tras las rejas, además de terminar la primaria, pergeñar una empresa de cerveza llamada Pabellón 4 e interiorizarse sobre vinos jóvenes, para poder optimizar su viñedo en Mendoza. “Nunca dejó de estar sobre sus negocios”, ejemplifica Marchese sobre el entrevistado que abrió el fuego del libro.
De todos modos, los testimonios en on fueron la excepción. “en muchos hubo que ingeniárselas. De Grassi hablamos con gente que lo visita, nosotros no estábamos autorizadas a ir. Por su parte, Jaime quiso hablar e incluso pidió un teléfono de línea para poder llamar y dialogar más tranquilo, ya que con la tarjeta desde la cárcel dura poco la comunicación”, revela.
“Hubo que tachar y eliminar capítulos, eso fue lo más triste, por una cuestión de extensión y valores editoriales tras investigar, entrevistar y armar todo en el complejo contexto de pandemia. Justamente la peor etapa fue la de edición al tener que reducir a la mitad. Me dio mucha lástima en particular y quedaron afuera capítulos como el de Guillermo Cóppola y la reconstrucción del paso por la cárcel de Jorge Rafael Videla”, anexa la periodista que acompaña a Paulino Rodrigues en La Nación + y aborda temas judiciales en las mañanas de Radio Nacional.
“Olor a muerte”
Si hay un punto coincidente en los testimonios recogidos en el trajinado trabajo del tándem Salinas-Marchese, es el de los sentidos. “El olor mezcla de acaroína, humedad y encierro. Y el ruido metálico. Dicen que no se lo olvidan más porque es el único lugar en el que está así de presente. Es otro mundo y los códigos son otros”, puntualiza.
“Y los penitenciarios son otros presos más. No van a salir porque es su trabajo. Comparten los mismos espacios mugrientos, los mismos tiempos y terminan siendo la moneda de cambio cuando hay un motín”, asevera, para finalmente reconocer que este es otro capítulo (o libro) pendiente, atado a la falacia de las cárceles “limpias y sanas para ayudar a la reinserción”. (ANDigital)