martes 18 de febrero de 2025 - Edición Nº3986

Economía | 15 jul 2024

Crisis

“Cambio de hábitos” y “bolsillo flojo”, claves del derrumbe en el consumo de carne vacuna

Así lo establecieron desde la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores. En la comparativa, manifestaron que la proteína animal está “muy barata”.


El vicepresidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (CAMYA), Sergio Pedace, explicó que la caída en el consumo se debe a un “cambio de hábitos” y a que los argentinos “tenemos el bolsillo flojo”.

Con una ingesta en el peor nivel en más de un siglo, el referente sectorial aclaró que la proteína animal está “muy barata” y que si la gente dejó de comprarla es porque hubo “cambio de hábitos”.

“Lo que pasa es que tenemos el bolsillo flojo”, argumentó Pedace, quien dijo que, si se compara el precio de un asado con el de la pizza, por ejemplo, uno se puede dar cuenta de que “es mucho más barato”.

“El argentino, la parte nutricional animal, la proteína, la tiene cubierta. Pero realmente hay un cambio de hábito, donde estamos trabajando para mostrar que a la salud le hace falta comer nutrición animal y no la comida chatarra”, enfatizó el vicepresidente de CAMYA.

Según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario, el consumo de carne vacuna en Argentina alcanzó un mínimo histórico en 2024, con una proyección anual de 44,8 kilos por habitante, el más bajo registrado en al menos 110 años.

En paralelo, si se compara el precio de los principales cortes de carne en diciembre de 2023 contra mayo de 2024 —después de que el Gobierno decidiera liberar la exportación—, las subas promedian el 40 % y alcanzan hasta casi el 50 por ciento.

“Acá hay un cambio de hábito desde hace tiempo. Estas comidas rápidas, la comida chatarra, está influyendo mucho. Siendo cada vez más caro eso, realmente la carne argentina sigue siendo lo más barato en la mesa de los argentinos”, reiteró en declaraciones a la AM 750.

Además, evaluó que “cerrar la exportación nos hizo mucho daño, porque empezó a faltar novillo, porque se produce menos. Hay un cambio de hábito, por eso el bajo consumo. De hecho se empezó a comprar más pollo. Se va cambiando. Se consumen más hamburguesas, las comidas rápidas”.

“La hamburguesa es carne picada, el resto de las carnes a los jóvenes se les complica cocinarlo por el estrés que se vive. Los jóvenes van a lo rápido. Ponerse a cocinar se hace medio engorroso. Ya no es como nuestras madres y abuelas”, finalizó.
 

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