

El director de la consultora Opina Argentina, Facundo Nejamkis, se refirió al impacto de la criptoestafa instigada por el presidente Javier Milei, al tiempo que planteó que “si el Gobierno no logra éxitos económicos, en algún momento esos escándalos pueden terminar generando una caída en su legitimidad”.
“Para hablar de cambio de tendencia, hay que esperar que una tendencia justamente se mantenga en el tiempo, de forma sostenida y prolongada. Es decir, que más allá de lo que pueda suceder entre un mes y otro, y en el marco de dos o tres hechos significativos que sufrió este Gobierno, nosotros veamos que esa tendencia, ya sea para arriba o para abajo, se mantenga en el tiempo”, contextualizó en torno a la caída en la imagen del primer mandatario.
En este sentido, consignó en declaraciones a Radio Perfil que “el Gobierno atravesó durante el mes de febrero dos o tres cuestiones que han tenido impacto en la opinión pública. Uno es el denominado ‘criptogate’; otro es la discusión alrededor de la designación de los pliegos de los jueces de la Corte por decreto en comisión, y otra vez, el discurso del 1 de marzo atravesado por el escándalo con Facundo Manes”.
“Entonces, uno ve que en ese marco la imagen del gobierno cae de un nivel en el que estaba significativamente alto, no alrededor de 53 puntos, 54 puntos. La imagen cae a 48 puntos, cae seis puntos porcentuales. No sabemos todavía si esto se va a sostener”, acotó.
De todos modos, puso de relieve que “independientemente de esta caída en la imagen, hay un cambio en la relación entre el Gobierno, la oposición y la forma del ejercicio del poder, y cómo la opinión pública lo visualiza. Aunque eso no significa necesariamente que el Gobierno vaya a caer en imagen o que el Gobierno tenga que caer necesariamente en intención de voto, pero sí hay un cambio en cómo se visualiza el gobierno públicamente”.
“Lo que aparece es que el Gobierno tenía, hasta el ‘criptogate’, un halo de intocabilidad, de alguna manera, en el sentido de que era un Gobierno que constantemente se encontraba en la ofensiva en relación a todos los actores del sistema político, económico y social. Y siempre el Gobierno estaba, digamos, en modo ataque. Y uno veía que la sociedad, mayoritariamente, en esas disputas o bien se inclinaba por el Gobierno, o el Gobierno lograba equilibrar bastante esa pelea, sosteniéndola con argumentos que iban penetrando su propia base política hasta lograr revertirlos y posicionarlos a su favo”, explicitó Nejamkis.
“Ahora el Gobierno empezó a sufrir, de alguna manera, filtraciones. Empezó a sufrir fisuras, y eso le ha dado recursos discursivos a los actores de la política para poder disputar con el Gobierno en un plano mayor de igualdad. Es decir, el Gobierno le dice ‘casta’, le dice ‘ratas’, pero un opositor le puede decir ‘estafador’. Entonces, es una disputa distinta, más equilibrada”, completó.