

Una reciente encuesta de Tendencias Consultora analizó el escenario político tras haber estallado la criptoestafa instigada por el presidente Javier Milei, marcando la prosecución de la polarización, aunque con ciertos cambios, situación que por el momento no le quita el favoritismo a La Libertad Avanza para las elecciones de este año.
Por un lado, la imagen negativa del Gobierno crece dos puntos (44 %), y la positiva cae cinco (a 40 %), que ahora lo califican como “regular positivo”.
Los que apoyan lo hacen con menos entusiasmo, y quienes se oponen lo hacen con mayor intensidad. La controversia generada por el escándalo de $LIBRA afectó la intensidad del apoyo al Gobierno, ya que si bien suma 51 % – dos puntos por debajo del último registro- lo hace con un apoyo más condicionado.
El 70 % de los encuestados atribuye al Presidente algún grado de responsabilidad en el caso y un 58 % lo califica como grave o muy grave. Es el primer hecho que perfora significativamente en el núcleo de votantes de Milei.
En lo que hace a la situación económica, el 78 % de los hogares se encuentra en dificultades: el 30 % afirma “estar muy mal”, un 22 % lega a fin de mes sin poder ahorrar y un 26 % ha tenido que recortar gastos.
Sin embargo el 50 % percibe que la situación ha mejorado en comparación con el Gobierno de Fernández, y un 44 % confía en que su economía familiar mejorará en el próximo año. Expectativas que presionan a la administración libertaria en el marco de contradicciones económicas.
En términos electorales, La Libertad Avanza lidera la intención de voto nacional con el 40,9 %, con una ventaja de 6 puntos sobre Unión por la Patria, mientras Juntos y el Frente de Izquierda se ubican por debajo de estas fuerzas políticas (7 % y 6 %, respectivamente). A nivel regional se observan matices: LLA hace la diferencia en el interior como en la región Cuyo y Centro, en la provincia de Buenos Aires UxP se impone, en CABA el escenario es muy reñido entre las distintas fuerzas políticas.
En el terreno de los debates ideológicos, la opinión pública se muestra también polarizada. Ante la afirmación: “la ideología de género levada a su ultimo extremo constituye abuso infantil”, un 45 % rechaza esta visión mientras que un 34 % la apoya. De igual forma, la propuesta de eliminar la figura de femicidio del Código Penal genera un 44% de rechazo frente a un 37 % a favor.
No hay grieta respecto a la violencia de género, ya que el 80 % considera que es un problema grave o muy grave, y un 56 % sostiene que los derechos de la comunidad LGTBQ+ deben mantenerse o ampliarse.
El impacto político y económico del Criptogate
“¿Puede el Criptogate convertirse en un punto de inflexión para Javier Milei?”, inquiere el estudio analizado por Lautaro Nogueira y Cecilia Garcilazo. Y analiza que el escándalo de $LIBRA sacudió las arenas sobre las que se sostenía el oficialismo, poniendo en cuestión uno de sus cabalitos de batala: la lucha contra la corrupción de la “casta política”.
Milei legó al poder con el discurso de que el mercado es el gran depurador de la política y que la moralidad de los negocios radica en la libertad de las transacciones. El escándalo es una mancha que difícilmente pueda limpiar en lo inmediato y amenaza con amplificarse si no se cumplen las expectativas económicas de su base electoral.
El 70 % le atribuye a Milei algún grado de responsabilidad en la promoción de la criptomoneda, y un 58% califica el hecho como grave o muy grave. Incluso entre sus propios votantes, un 26 % ve el episodio como negativo, lo que indica que el escándalo tocó una fibra sensible, aún dentro de su base de apoyo.
El impacto reputacional se da en un marco de fragilidad estructural del proyecto de Milei. La estafa de la criptomoneda evidencia la presura del oficialismo por mostrar resultados en un contexto donde las inversiones no legan y la economía sigue sin señales claras de recuperación, con el FMI presionando con un nuevo acuerdo.
Mientras la inflación muestra signos de desaceleración, el 78 % de la población declara que su situación económica sigue siendo difícil y persisten las expectativas en un sector de mejoría para el año que viene.
Los datos también muestran que la ofensiva ideológica del Gobierno encuentra límites en la opinión pública. Milei ha exacerbado la “batala cultural” contra lo que denomina el “wokismo” en el Foro de Davos.
Los números sugieren que, aunque ha logrado instalar ciertos debates en la agenda pública, estos discursos no logran perforar de manera decisiva los consensos sociales preexistentes.
La idea de que "la ideología de género levada a su último extremo constituye abuso infantil" sólo la defienden los sector que lo apoyan. Basta remarcar que el 80 % de la población sigue considerando que la violencia de género es un problema grave o muy grave.
La batalla cultural hasta ahora no logra reconfigurar los valores de la sociedad en la dirección que el mileísmo pretende.
¿Un punto de inflexión?
La gran pregunta es si este episodio marcará un antes y un después en la relación de Milei con su electorado. La polarización sigue siendo su principal escudo: el 39 % de los encuestados cree que el presidente no debería enfrentar consecuencias por el caso.
Por ahora lo que muestran los datos es una fisura en la imagen de Milei pero no un derrumbe. La historia reciente demuestra que los escándalos pueden pasar inadvertidos en el corto plazo pero generan acumulación de malestar con el tiempo.
El Criptogate podría convertirse en la primera grieta de un desgaste más profundo.
¿El campo opositor?
Los votantes de Massa en el ballotage se encuentran disconformes con el rol del peronismo como oposición: un 59 % rechaza esta postura mientras que solo un 25 % se muestra conforme.
La imagen positiva de los dirigentes políticos opositores es encabezada por Cristina Fernández y Axel Kicillof, quienes registran un nivel de aceptación en torno a los 40 puntos, seguidos por Juan Grabois con 37 % y Myriam Bregman con 36 por ciento.
Finalmente, el estudio dio cuenta que la calle se configura como un terreno en disputa, marcado por los aires de polarización. Un 40 % respalda la movilización, expresando posturas que varían desde el simple malestar hasta la convicción de que es necesario salir a la calle y no detenerse hasta lograr un cambio en las políticas económicas. Este escenario evidencia intensidad en un sector de la oposición para enfrentar las políticas del Gobierno, como expresa el apoyo de distintos sectores a los jubilados.